Por aquí sabemos
que tanto el Palacio Salvo en Montevideo como el Barolo en Buenos Aires fueron
construidos por el arquitecto Mario Palanti, incluso con la intención de
conexión entre ellos. Cuenta la leyenda que imaginaba que ambas cúpulas, en
donde se instalarían faros, se verían unidas por el haz de luz que emitirían,
en algún lugar del Río de la Plata.
Sin embargo, me
acordé de otra cosa… bien “random”…
Resulta que fuimos
al Barolo decididos a pagar el tour guiado, compartimos la visita con tres texanos,
un dinamarqués, y otro francés. La guía comenzó su narrativa hablando
justamente del Salvo, y cómo estaba inspirado en la evolución de las especies.
Por esto desde el primer piso hacia arriba, cada uno muestra algún estadio de
esa evolución. (solo recordar los capiteles de las columnas de la galería llenos
de vida marina). Quizás esta narrativa comenzaba así para poder abordar el
hecho de que, en el Barolo, la inspiración fue la Divina Comedia. Rápidamente
captamos, que estábamos en el Infierno…
Pero esto es de
lo que me acordé, el tour obviamente era bilingüe. “Divine Comedy”, dijo la
guía, y al preguntar si los participantes sabían de lo que estaba hablando …
solamente los tres “orgullosos latinos” pudimos responder afirmativamente. Los
demás, se estaban perdiendo por el ambiguo “comedy” pensando que se estaba
tratando de alguna obra literaria reidera… En fin, la sorpresa de algunos se
les vio en el rostro… La Divina Comedia sigue siendo parte importante de los
programas de literatura en los liceos de Secundaria. Cosas de la latinidad.
Y allí nos fuimos
por el ascensor mágico, en busca del Paraíso …
Gracias por leerme.

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